8/29/2009

Seis pequeñas reglas sobre el dinero

1. Si el dinero se convierte en el CENTRO de tu vida, dinero será todo lo que consigas.

2. La persona sin dinero puede que sea pobre; sin embargo, no tan pobre como a persona que sólo tiene dinero.

3. La abundancia no es cuestión de adquirir todo el dinero que deseas; es cuestión de ser feliz con LO QUE TIENES en la actualidad.

4. Es mejor no tener dinero que no tener IDEAS CREATIVAS sobre cómo hacer dinero.

5. Gastar mucho dinero te hará caer en la TRAMPA de pensar que lo estás pasando bien cuando lo único que estarás haciendo será gastar mucho dinero.

6. Ante todo, el valor del dinero reside en los USOS CREATIVOS Y ESPIRITUALES en los que se puede invertir y no en cuántos bienes puede comprar.

Ernie Zelinski ("El éxito de los perezosos")

8/28/2009

Análisis de Inversión (Un poco de Humor)

(Aviso publicado en un Portal Financiero de un diario de EE.UU.)
Una mujer escribió pidiendo consejos sobre cómo conseguir un marido rico. Eso, de por sí, ya es gracioso, pero lo mejor de la historia es que un señor (muy adinerado) le dio una respuesta curiosa y muy bien fundamentada.

Propuesta de Ella:
- 'Soy una chica hermosa (yo diría que muy hermosa) de 25 años, bien formada y tengo clase. Estoy queriéndome casar con alguien que gane como mínimo medio millón de dólares al año. Tienen en este portal algún hombre que gane 500.000 dólares o más?. Quizás las esposas de los que ganen eso me puedan dar algunos consejos. Estuve de novia con hombres que ganan de 200 a 250 mil, pero no puedo pasar de eso, y 250 mil no me van a hacer vivir en el Central Park West.

Conozco a una mujer, de mi clase de yoga, que se casó con un banquero y vive en Tribeca, y ella no es tan bonita como yo, ni es inteligente. Entonces, ¿qué es lo que ella hizo y yo no hice?
¿Cómo puedo llegar al nivel de ella?'

Rafaela S.

Respuesta de Él:
- Leí su consulta con gran interés, pensé cuidadosamente en su caso e hice un análisis de la situación. Primeramente, no estoy haciéndole perder tiempo, pues gano más de 500 mil por año.
Aclarado esto, considero los hechos de la siguiente forma:

Lo que Ud. ofrece, visto desde la perspectiva de un hombre como el que Ud. busca, es simplemente un pésimo negocio. He aquí los por qué:

Dejando los rodeos de lado, lo que Ud. propone es un simple negocio, es decir, Ud. pone la belleza física y yo pongo el dinero. Propuesta clara, sin recovecos. Sin embargo existe un problema y es que, con seguridad, su belleza va a decaer, y un día va a terminar, y lo más probable es que mi dinero continúe creciendo.

Así, en términos económicos, Ud. es un activo que sufre depreciación y yo soy un activo que rinde dividendos. Ud. no sólo sufre depreciación, sino que, como ésta es progresiva, ¡aumenta siempre! Aclarando más, Ud. tiene hoy 25 años y va a continuar siendo linda durante los próximos 5 a 10 años; pero siempre un poco menos cada año, y de repente, si se compara con una foto de hoy, verá que ya estará envejecida. Esto quiere decir, que Ud. está hoy en 'alza', en la época ideal de ser vendida, no de ser comprada.

Usando el lenguaje de Wall Street, quien la tiene hoy la debe de tener en 'trading position' (posición para comercializar) , y no en 'buy and hold' (compre y retenga), que es para lo que Ud. se ofrece...

Por lo tanto, todavía en términos comerciales, el casamiento (que es un 'beyond hold'), con Ud. no es un buen negocio a mediano o largo plazo, pero alquilarla puede ser en términos comerciales un negocio razonable que podemos meditar y discutir usted y yo.

Yo pienso que mediante certificación de, cuán 'bien formada, con clase y maravillosamente linda' es, yo, probable futuro locatario de esa 'máquina', quiero lo que es de práctica habitual: Hacer una prueba, o sea un 'test drive...' para concretar la operación.

En resumidas cuentas: como comprarla es un mal negocio por su devaluación creciente, le propongo alquilarla por el tiempo en que el material esté en buen uso. Esperando noticias suyas, me despido cordialmente.

Un millonario.

Consejos sobre dinero... para mujeres

Éstos son algunos consejos especialmente pensados, por el portal Mercofinanzas.com, para las mujeres con la finalidad de ahorrar dinero

1. No dependas de alguien más, como un esposo o un novio, para tu seguridad financiera. Edúcate a ti misma en cuanto a la correcta administración e inversión del dinero.

2. Fíjate metas—es clave para el éxito financiero.

3. No utilices el dinero para hacerte sentir bien. Ese tipo de felicidad es efímero. En lugar de ello, haz cosas que promuevan tu auto-respeto y tu creatividad, para que no tengas que buscar esos sentimientos a través del gasto de dinero.

4. Gasta menos de lo que ganas—este es el secreto de la riqueza. Ojo con las tarjetas de crédito como Visa y Mastercard. No gastes demasiado.

5. Edúcate. Las personas con títulos universitarios hacen, en promedio, más dinero que aquellos que no tienen ningún título.

6. Crea un fondo de emergencia. Sin uno, perder el trabajo o caer en una gran e inesperada deuda te forzará a endeudarte con las tarjetas de crédito, y te colocarán en un hoyo financiero del que será difícil, por no decir imposible, salir.

7. Involúcrate en la administración diaria de las finanzas de tu familia, y habla de dinero con tu pareja.

8. No te hagas cargo de las deudas de tu pareja cuando te cases. Espera hasta que ambos estén libres de deudas antes de formalizar el matrimonio, o protégete a tu misma con un contrato pre-nupcial. No sólo son para los ricos.

9. No dejes que el miedo a perder tu dinero, al fracaso, o a lo desconocido te impida hacer inversiones.

10. Aprende de tus errores financieros. No dejes que éstos te atormenten.

Así invierten las mujeres en la bolsa: Conservadoras y Cautelosas

Según estudios recientes, las mujeres invierten en la bolsa mucho menos que los hombres.

Las recomendaciones en materia de inversiones son comunes para hombres y mujeres: hay que comenzar a invertir cuanto antes, comprender el funcionamiento del mercado y lograr un ritmo de ahorro constante.

La realidad, en cambio, es diferente para las mujeres, que son más conservadoras, más escépticas hacia el mercado y más constantes que los hombres, pero que en conjunto invierten mucho menos.

NECESIDADES DIFERENTES
El objetivo de toda inversión es cubrir nuestras necesidades y circunstancias y son ésas las primeras diferencias entre hombres y mujeres. Para empezar y según la Oficina del Censo, las mujeres vivimos un promedio de hasta siete años más, durante los cuales son las inversiones que hemos realizado durante toda nuestra vida las que nos van permitir llegar a fin de mes.

Además las mujeres solemos trabajar menos años, porque dejamos el mercado laboral para dedicarnos al cuidado de hijos generalmente, y solemos ganar menos que los hombres. De acuerdo con el Women´s Institute for Secure Retirement, las jubiladas reciben la mitad de la pensión de los hombres, cerca de 4,200 dólares anuales frente a los 7,800 de los varones. A estos factores súmenle la penosa situación financiera en que quedan las divorciadas y los cambios frecuentes de empleo que son comunes en las mujeres.

Todos estos factores deberían reflejar una participación en la bolsa fuerte y constante a lo largo de la vida, y sin embargo, según el National Center for Women and Retirement Research el 70 por ciento de las mujeres desconoce la cantidad de dinero que va a necesitar en su jubilación. El mismo organismo indica que la mitad de las jubiladas necesita de ahorros e inversiones para cubrir sus gastos.


Julia Suárez (Fuente: Univision)

Las mujeres se animan a invertir

Ya han incursionado y avanzado, prácticamente, en todos los ámbitos, enriqueciéndolos con su mirada, muchas veces complementaria a la del hombre.

Sin embargo, en lo que hace al manejo del dinero, todavía al sexo femenino le falta “tomar el toro por las astas”. Al frente de una de las instituciones más difíciles de administrar, “el hogar”, tienen aprobadas unas cuantas materias en lo que hace al manejo del dinero.

Curiosamente, la palabra economía, fue utilizada por Aristóteles alrededor del año 350 antes de Cristo para referirse a la “ciencia de la administración doméstica”. A pesar de esto, luego de múltiples charlas con mujeres se puede afirmar que son pocas las que se sientan a pensar en el dinero o a planificar su futuro financiero, con la importancia creciente que esto reviste en un mundo donde cada vez son más las que se divorcian y las que saben que su libertad y crecimiento como individuos depende, en gran parte, de la independencia económica.

UN TOQUE FEMENINO
A los talleres de “Coaching Financiero para Mujeres” asisten personas que se desempeñan en todos los ámbitos, desde empresarias y profesionales hasta amas de casa y entrepreneurs, todas con carácter y gran capacidad de decisión.

Allí, surgen temas que son comunes a muchas de ellas y algunas diferencias producto de un cambio a nivel generacional. Un punto coincidente es que entienden la importancia de involucrarse en el manejo de su desarrollo financiero, es decir que además de aspirar a un desarrollo afectivo, espiritual y profesional, no pueden dejar de lado el crecimiento económico, sin el que verían limitado su desarrollo en los otros ámbitos.

Otro punto compartido es que, al momento de querer profundizar acerca de temas financieros, salvo las mujeres que se dedicaron a carreras relacionadas, el resto no encuentra un espacio donde adquirir conocimientos prácticos y aplicables, adaptados a un lenguaje de todos los días.
En estos talleres también se pueden detectar que hay un proceso evolutivo del mundo femenino, en relación con el dinero que se va potenciando de generación en generación. De allí, surge que existen marcadas diferencias en cuanto a la percepción y el manejo de las finanzas de acuerdo a la etapa de la vida en la que una se encuentra cada una.

Este no es un tema menor, ya que lo que uno haga para generar ingresos, retenerlos y acrecentarlos estará íntimamente relacionado con lo que luego simbolice para cada una.

MUJERES DE CUARENTA
El desarrollo laboral de la mujer, ya sea producto de una necesidad económica o de la realización personal, trajo como consecuencia una forma distinta de relación con el dinero.

Hoy en día, muchas trabajan por convicción y saben que el trabajo es un ámbito importante para lograr plenitud y realización personal e independencia. De esta forma, generan sus propios recursos y se sienten con libertad para administrar, disponer de aquello que producen y también con libertad para equivocarse sin culpa.

Esto les permite aprender y seguir actuando en lugar de quedar paralizadas y con la sensación de “no sirvo para esto”. En las parejas jóvenes, es habitual ver que ambos trabajan y entienden la importancia que tiene el desarrollo individual de cada uno, así como también la importancia de que la responsabilidad del sostén económico no recaiga sobre un solo integrante.

Este cambio de mirada que está produciéndose saca a la mujer de su “lugar de privilegio” como “reina del hogar” y al hombre de su lugar de “columna vertebral de la familia”, con la carga que eso implica. A su vez, coloca a hombres y mujeres en una situación de mayor equilibrio que les permite disfrutar a ambos tanto del hogar y de los afectos como de un desarrollo profesional y material.

En su libro "El sexo oculto del dinero", Clara Coria sostiene que el manejo del dinero “grande”, aquel que da poder y permite hacer cosas significativas como mudarse y cambiar el auto y, también, el de las inversiones, normalmente se atribuye al hombre y la mujer tiene el manejo del “dinero chico”, el de las compras de todos los días, el que no da poder.

Sin embargo, hombres y mujeres de las generaciones más recientes, están produciendo un cambio importante en este sentido. Las decisiones acerca del “dinero grande”, se está tornando compartida y, en la mayoría de los casos, ambos saben cuánto efectivo hay y cómo está distribuido.

LAS GENERACIONES ANTERIORES
Las mujeres que forman parte de este grupo nacieron en un país en el que hasta 1947 no podían votar, que recién a partir de 1969 pudieron disponer de sus bienes y en 1986 acceder al divorcio vincular.

Esto marcó una generación que creció bajo un sistema de creencias que distorsionaban sus pensamientos, visión y conductas. Son, por así decirlo, de “transición”, educadas de acuerdo a leyes que ya no existían, pero que estaban muy arraigadas en la sociedad y en su interior.

Estas mujeres vivieron tironeadas, por un lado, por lo que “debían hacer” y, por el otro, con saber que tenían un potencial para realizar. Pero, para lograrlo tenían que enfrentarse y desafiar cientos de paradigmas sociales y pagar altos costos por ello.

En ellas, aún convive esta sensación de rivalidad entre el dinero y los afectos, el desarrollo profesional y los hijos, el progreso de su propio ser o de lo que los demás esperan de ellas.
A su vez, son mujeres que se atrevieron a romper moldes y se animaron a las nuevas generaciones para tener una mirada distinta y valorar su individualidad e independencia.

UNA MIRADA HACIA EL FUTURO
Más allá de que todavía existen importantes diferencias de género, lo cierto es que las mujeres, hoy en día, tienen muchas posibilidades a su alcance para generar riqueza, disponer de sus y ser tan ricas y prósperas como se lo propongan.

Tomar “el toro por las astas”, en el ámbito de las finanzas personales implica poner foco y acción en este ámbito. Para esto, hay que mirar de frente el tema y trabajar en forma ordenada en ámbitos como su situación actual (determinar dónde se encuentra en la actualidad), su objetivo (dónde quiere estar), las metas que debe cumplir para alcanzarlo y cómo lograrlo y qué herramientas existen para hacerlo.

Para esto, es necesario estar dispuesta a dedicar tiempo al análisis, a capacitarse y contar con la predisposición para actuar. A su vez, es importante animarse a hacer y aprender de sus errores ya que el mayor fracaso es quedarse inmóvil por miedo a fracasar.

(FuenteRevista Inversor Global
http://www.inversorglobal.com.ar/)

8/27/2009

¿Finanzas en femenino?

Pocos fondos de inversiones sobrevivieron en Islandia tras la crisis financiera global.

Uno de ellos fue Audur Capital, una empresa creada y manejada por mujeres.

¿Cuál es el secreto?

Según sus fundadoras, Halla Tomasdottir y Kristin Petursdottir, las mujeres son más concientes de los riesgos que los hombres, piensan a más largo plazo y no sólo en ellas, sino también en los demás.

Tampoco temen hacer preguntas "estúpidas" que les permiten conocer la situación más a fondo y además su aporte es mayor y saben reconocer oportunidades de negocios que a los hombres se les escapan.

¿Usted qué opina? ¿Son mejores las mujeres a la hora de manejar las finanzas?

¿Cree que un mundo dirigido por mujeres tiene más posibilidades de progresar, evitar las crisis y mantenerse estable?

Y en su propio mundo –en su casa-, ¿quién maneja las cuentas?


Abel Cortese

8/26/2009

La testosterona incide en carreras de mujeres de negocios

Niveles de testosterona más altos podrían explicar por qué algunas mujeres buscan empleos en intermediación financiera, mientras otras tienen carreras de negocios más estables, concluyeron recientemente investigadores estadounidenses.

Las estudiantes de maestrías en administración de empresas (MBA) que tienen más testosterona, la hormona masculina, eligen con mayor probabilidad carreras financieras como en banca de inversión -más lucrativas pero también más riesgosas- que las alumnas con un nivel más bajo de la hormona, según un estudio de un equipo de Northwestern University y la Universidad de Chicago.

"Este estudio tiene derivaciones significativas sobre cómo pueden impactar los efectos de la testosterona en la toma de riesgos en los mercados financieros, debido a que muchas de esas estudiantes apuntarán a transformarse en grandes jugadoras en el mundo financiero", dijo en un comunicado Luigi Zingales, de la Universidad de Chicago, quien trabajó en el estudio.
"Además, puede arrojar luz sobre las diferencias de género en la elección de las carreras. Estudios futuros deberían explorar más sobre los mecanismos a través de los cuales la testosterona afecta al cerebro", añadió.

Zingales y sus colegas estudiaron a 550 estudiantes del MBA de la Universidad de Chicago, a quienes se exigió como parte de sus estudios proporcionar saliva para los estudios de testosterona.

Los investigadores fueron capaces de descubrir las elecciones de carreras de 379 estudiantes, dos años después de la graduación.

"Los individuos con altos niveles de testosterona y baja aversión al riesgo tenían más probabilidades de elegir carreras riesgosas en finanzas", escribieron en minutas de la Academia Nacional de Ciencias.

Los hombres y las mujeres producen testosterona en sus cuerpos, pero los hombres generalmente tienen niveles mucho más altos.

El mayor nivel de testosterona está relacionado con rasgos distintivos como la agresión y el gusto por el riesgo.

"En general, las mujeres tienen más aversión al riesgo que los hombres al tomar decisiones financieras importantes, lo que a su vez afecta sus elecciones de carreras", dijo Paola Sapienza de Northwestern University, en un comunicado.

Pero las mujeres con mayores niveles de testosterona terminaban eligiendo carreras más riesgosas, según el estudio.

(Editado en español por Javier López de Lérida)

8/25/2009

"Al mercado no le interesa tu sexo"

Kim Kiyosaki, la autora de "Mujer Millonaria" estuvo en Buenos Aires en julio de 2009, junto a su conocido marido, Robert Kiyosaki, autor del best seller Padre rico, Padre pobre.

Ella vino a presentar su primer libro, Mujer millonaria (Aguilar), con el que espera inaugurar una serie de títulos para enseñar a las mujeres a invertir.

¿Por qué un libro de inversión sólo para mujeres?
En lo que respecta al dinero, hombres y mujeres somos diferentes, histórica, psicológica y emocionalmente. Esas diferencias son la razón por la que tantas mujeres están hoy en tinieblas en cuestiones de dinero e inversión. A lo largo de la historia se enseñó a las mujeres a depender económicamente de alguien más y así obtener el tan anhelado bienestar financiero. Hoy esa posición podría ser peligrosa; los tiempos, en definitiva, han cambiado.

¿Peligrosa? ¿En qué sentido?
El 50% de los matrimonios terminan en divorcio.
Durante el primer año, después de un divorcio, el nivel de vida de una mujer cae en promedio el 73%. El 47% de las mujeres con más de 50 años son solteras, viudas o divorciadas. Y de los ancianos que viven en la pobreza, 3 de cada 4 son mujeres. Y 80% de ellas no eran pobres mientras sus maridos vivían. La independencia financiera es la preocupación central de las mujeres en la mayoría de los países. Por eso, este libro trata sobre mujeres e inversión, pero en realidad, trata sobre las mujeres que toman el control de su vida y de su dignidad.

¿Qué clase de prejuicios tienen que superar las mujeres para ganar dinero?
Las mujeres piensan que no son lo suficientemente listas. El dinero y la inversión siempre ha sido un juego masculino. Pero las mujeres inversoras son muy capaces. Por mi experiencia no ha sido conflictivo ser mujer en el mundo de las inversiones, que es preferentemente masculino. A los mercados no les interesa ni tu sexo, ni tu edad, ni tu color. El principal obstáculo son las mujeres, ellas mismas se retraen.

¿Cómo se aprende el juego de las finanzas?
Lo más importante es comenzar leyendo libros, entrando en Internet, participando en seminarios de inversión, hablando con personas que están invirtiendo. Si tuviera que comenzar hoy, empezaría por aprender el vocabulario en materia de inversiones que tiene mucha terminología específica. Especialmente para las mujeres, que están alejadas de este vocabulario. Comencemos a aprender el vocabulario acerca del dinero, es un gran punto de partida.

¿Se puede invertir sin dinero?
Sí. Cuanto menos dinero tengamos, más listos debemos ser. Cuando yo comencé, no tenía nada de dinero. Este es un buen momento para empezar a buscar, porque los precios han bajado por la crisis. Hay más oportunidades de encontrar un buen negocio. Pero si no tenemos educación financiera, nos va a dar temor.

¿Dónde están hoy las oportunidades de inversión?
Mi inversión preferida es inmobiliaria. Pero los bienes raíces requieren conocimiento. Si yo empezara hoy, compraría una moneda de plata de una onza, que tiene un costo de 15 dólares estadounidenses. Una de las formas más efectivas para aprender es invirtiendo algo de dinero, controlando la cotización día a día. La demanda del metal plata seguirá creciendo. En realidad, en el planeta hay más disponibilidad de oro que de plata. Creo que la plata está muy subvaluada y que su precio va a subir muchísimo en cinco o diez años.

Si queda algo de dinero a fin de mes, ¿qué proporción se debería reservar para invertir?
La clave es reservar siempre un poco. Por cada dólar que te entra, hay que apartar un cierto porcentaje. Eso crea un hábito.

¿Su propuesta está alejada del espíritu hiperconsumista de los últimos años?
A mí me encanta mi tarjeta de crédito. Yo no creo en vivir por debajo de lo que uno puede. Ni contando cada centavo. Pero en los últimos años hubo mucha codicia, mucha corrupción y una sobrevaluación de las propiedades. Esta crisis nos va a llevar nuevamente a lo esencial. A poder apreciar el valor real de las cosas. Este cambio va a modificar el mundo. Es el momento para buscar, aprender. Y en lugar de gastar, hay que invertir.

Dolores Vidal, Fuente Diario Clarín

8/24/2009

Estudio: la mayoría de las mujeres de EE.UU. están inseguras sobre sus finanzas

Aunque las mujeres estadounidenses tienen cada vez más educación y mayores probabilidades de ser profesionales, ellas aún están inseguras sobre su futuro financiero", de acuerdo con un estudio revelado el martes.

Al preguntárseles: ¿Qué tan seguras se sienten financieramente?, sólo el 10% de las encuestadas dijo que se sentían extremadamente seguras, halló el sondeo; 50% dijo que ellas se sienten algo seguras, y 33% que no se sientan nada seguras.

"Es el aspecto más revelador del estudio", dijo Mark A. Zesbaugh, presidente y director ejecutivo de Allianz Life, uno de los patrocinadores del análisis "Mujeres, Dinero y Poder".

La forma de sentir de las mujeres hacia las finanzas es importante porque ellas tienen cada vez más probabilidades de hallarse con la responsabilidad de administrar sus propios asuntos financieros. Algunas nunca se casan, otras viven más que sus esposos y el divorcio es un fenómeno común en la sociedad estadounidense.

El papel que las mujeres quieren para ellas también está cambiando, dijo Ken Dychtwald, experto en proceso de envejecimiento y presidente del servicio de investigación y asesoría Age Wave, en San Francisco.

"El patrón histórico era que los hombres traían el pan a la casa, compraban los seguros, se encargaban de las acciones y bonos", dijo Dychtwald. "Las mujeres se encargaban de la casa y las finanzas domésticas".

Pero las mujeres están asumiendo más responsabilidades financieras familiares ahora que ganan más, algunas veces más que sus esposos, y piden más igualdad en sus relaciones.

Al preguntarles sobre las dificultades para involucrarse en el manejo de sus ahorros e inversiones, más del 40% de las encuestadas dijeron que la falta de conocimiento sobre la materia era el problema más grande. Otras dijeron que encontraban las finanzas muy confusas o indicaron que estaban muy ocupadas con la familia o sus carreras.

Ellas también se sienten inseguras, muestra el estudio. Por ejemplo, 51% dijo ser perspicaz, pero sólo el 13% dijo que era perspicaz sobre dinero e inversiones; 46% dijo que era intuitiva, pero sólo 11% señaló que era intuitiva sobre dinero y finanzas.

El estudio involucró cerca de 3.200 adultos, incluyendo 1.200 hombres y 2.000 mujeres.

8/20/2009

El amor y el dinero en números

Smart Money, revista especializada en temas financieros, realizó una encuesta entre 1.016 matrimonios con el fin de determinar cómo hoy en día las parejas están lidiando con los temas relacionados con el dinero y las finanzas.

Entre los hallazgos más importantes se encuentran los siguientes:

• Tanto hombres como mujeres señalaron que sus principales metas financieras (en orden de importancia) eran disminuir sus deudas y ahorrar para su etapa de retiro.

• 85% de ambos sexos indicaron que no amarían más a sus parejas aunque estos ganaran más dinero. (Interesante dato).

• Más del 70% de las parejas comentaron que hablaban acerca de temas de dinero con sus parejas al menos una vez por semana. Sin embargo, más del 40% reconocieron que mentían a sus respectivas parejas en cuanto al verdadero precio que habían pagado por algún artículo previamente comprado.

• 37% de las parejas admitieron que la mayoría de las discusiones por dinero eran generadas por deudas, seguidas de gastos realizados por la otra persona, y por último por sus propios gastos.

• Aunque un porcentaje similar tanto de hombres como de mujeres, con un margen superior de este último grupo, reconocieron ser gastadores, un 45% de las mujeres se catalogaban como preocupadas por los temas de dinero en el hogar, mientras que sólo un 27% de los hombres reconocía pertenecer a ese grupo.

• Existe un 30% más de probabilidades de que los hombres paguen sus cuentas de tarjetas de crédito cada mes que el grupo de las mujeres.

• Los hombres, en su mayoría, reconocieron buscar asesoría financiera en revistas, periódicos e Internet, mientras que las mujeres hacen lo propio entre amigos y familiares.

• 62% de los hombres señalaron que, en cuanto a inversiones se refería, eran más arriesgados que sus parejas, mientras que sólo 19% de las mujeres reconocieron lo mismo.

8/19/2009

Los siete mandamientos de tus finanzas personales

1. El dinero es el medio para llegar a un fin. No es un fin en sí mismo. Antes de obtener o invertir dinero primero tenemos que definir para qué queremos el dinero. Si no tenemos unos objetivos claros puede ser que fallemos en las estrategias para llegar.

2. No descuidar el Ahora. Con frecuencia vemos las finanzas solo en función del futuro, de ahorrar para nuestra futura casa, la jubilación o la universidad de los niños.Pero el Ahora es tan importante como el futuro porque es en el día a día que vamos construyendo. Lo básico: vivir con menos de lo que ganamos cada mes, ahorrar, tener seguro de vida si tenemos hijos y gastar en las cosas que realmente nos importan. Si nos ocupamos bien del hoy, nuestro mañana está asegurado.

3. Tener un plan. Si queremos dirigir nuestra vida financiera, tenemos que tener un plan, una carta de navegación con objetivos claros. Solo así podemos aplicar las estrategias para cumplir esas metas.

4.Tenemos que pensar mejor lo que realmente deseamos. Con frecuencia imaginamos cómo nos cambiaría la vida si compramos la casa de nuestros sueños o logramos ese anhelado ascenso en el trabajo. Pero es frecuente que logremos esas cosas y resulta que la verdadera felicidad nos elude. La solución es definir lo que realmente es importante en nuestra vida y darle al dinero su lugar correcto.

5. Nuestras vidas financieras son más amplias de lo que creemos. Manejar nuestro dinero no es solo tener una cuenta de inversión en acciones. También está el manejo de nuestras deudas, la casa, nuestros hijos, nuestra capacidad de generar dinero y mucho más. Para manejar bien nuestras finanzas tenemos que tener en cuenta el todo y las partes para que podamos hacer elecciones sabias, descubrir las oportunidades y descubrir lo que nos falta.

6. Tenemos que centrarnos en las cosas que podemos controlar: No vamos a poder controlar la tasa de inflación, ni el desempleo, ni el crecimiento económico o lo que pase con el precio de las acciones. En cambio, podremos controlar nuestros gastos, nuestra capacidad de ahorro y nuestro nivel de endeudamiento. Esto último debe ser el centro de todos nuestros esfuerzos.

7. La simplicidad es una gran virtud en finanzas: Según el multimillonario Warren Buffett, él solo invierte en negocios que entiende. Eso es sabio para el resto denosotros. Es preferible evitar inversiones que aunque prometen mucho, son confusas y nos cuesta entenderlas.

Jaime Mejia (Extractado de "21 Simple Truths that help Real People Make Real Money" ("21 verdades simples que ayudan a que la gente común logre acumular dinero real", Jonathan Clements)

¿Las mujeres tenemos diferentes necesidades de inversión?

La respuesta a esta pregunta, es muy sencilla: sí.

Y es que entre otras cosas, hacemos frente a muchos desafíos que los hombres nunca tendrán ni siquiera que pensar. A diferencia de los hombres, nosotras vivimos más tiempo, nuestras carreras son generalmente interrumpidas por necesidades familiares, y muchas tendemos a estar menos informadas y a ser más conservadoras con respecto a las inversiones.

Es importante saber esto porque unos estudios realizados en Estados Unidos, demuestran que del 80% al 90% de las mujeres serán las únicas responsables de sus finanzas durante una cierta etapa de sus vidas, generalmente en la mayoría de edad.

Pero tomemos en primer lugar a nuestro reloj biológico. Es un hecho. Las mujeres viven de cinco a diez años más que los hombres. La edad promedio en la que una mujer enviuda es de 55 años. En efecto, según estos mismos estudios, el 80% de las viudas que actualmente viven con muy pocos recursos, no llevaban este tipo de vida antes de que sus maridos murieran.
Dada esta realidad biológica, una mujer necesita ahorros mucho mayores, además de otras prevenciones especiales.

Piense en su vida. ¿Ha tenido que abandonar su trabajo para criar a sus hijos y atender a su esposo? ¿Ha encontrado que debió ayudar a su marido en su carrera profesional, poniendo su propia carrera en peligro? ¿Ha necesitado tomar una licencia extendida para el cuidado de padres ancianos u de otros miembros de la familia? Éstas son todas las razones que llevan a tener obstáculos futuros en los planes de retiro.

Obstáculos para las inversiones
¿Cuáles son los obstáculos que se pueden presentar en el futuro financiero de una mujer? Bien, en los países desarrollados, la mujer media pasará unos 14.7 años alejada del trabajo fuera del hogar, mientras que un hombre pasará solamente 1.6 años de ausentismo.

Estas cifras se agrandan en los países del tercer mundo, aunque las proporciones se mantienen. Las estadísticas han demostrado que a la edad de 62 años, una mujer ha trabajado fuera del hogar un 50% menos de años y ha ganado un sueldo 33% más bajo que un hombre. Este lleva a que los beneficios del retiro sean solo el 25% de sus contrapartes masculinas.

Aunque necesitan ahorros más grandes, muchas mujeres tienden a ser inversionistas más conservadoras. De hecho, el 75% de los pobres mayores de 65 años en los Estados Unidos son mujeres. Según encuestas llevadas a cabos por organismos de ese país entre la gente que ganaba como mínimo $30.000 al año, el 87% de las mujeres ya había contratado un plan de retiro mientras que solamente el 52% de los hombres habían hecho alguna opción al respecto.

¿Debe usted invertir su dinero de forma diferente?
Ésta es una decisión muy personal. Usted debe repasar sus objetivos personales, entender sus niveles de tolerancia a los riesgos, y evaluar cuando cree que necesitará utilizar el dinero de sus ahorros. Una vez que haga esto, será tiempo de aprender todos lo que pueda sobre la temática de las inversiones efectivas.


8/14/2009

Debilidades que es preciso dominar para poder acumular riquezas

1. No reconocer y no definir claramente lo que uno quiere

2. Dilación, con o sin causa (usualmente apoyada con un formidable despliegue de excusas)

3. Falta de interés para adquirir conocimientos especializados

4. Indecisión, el hábito de “dejar pasar las cosas” en todas las ocasiones, en lugar de enfrentarse a ellas decididamente (también apoyándose en una serie de excusas)

5. Hábito de “descansar” sobre excusas en lugar de crear planes definidos para la solución de problemas

6. Sentirse satisfecho. Para esta “enfermedad”, poco remedio hay, y ninguna esperanza para los que la sufren
7. Indiferencia, que usualmente se refleja en la disposición de ánimo de uno e impide que se haga frente a toda oposición luchando contra ella

8. Hábito de culpar a los demás por nuestras propias faltas aceptando las circunstancias desfavorables como inevitables
9. Debilidad de deseo, debido a la negligencia en la elección de motivos que impulsen a la acción

10. Voluntad e incluso ansia por abandonar la lucha a la primera señal de desrrota (basándose en uno de los seis temores básicos)

11. Falta de planes organizados por escrito para que así puedan ser analizados

12. Hábito de negligencia para moverse, impulsado por las ideas o de no aprovechar la oportunidad cuando ésta se presenta

14. Hábito de establecer compromisos con la pobreza, en lugar de aspirar a la riqueza, ausencia general de ambición de “ser”, “hacer” y “poseer”

15. Búsqueda de todo posible atajo que conduzca a la riqueza sin estar dispuesto a dar un justo equivalente. (hábito que con frecuencia se refleja en el juego, tratando de hacer dinero fácilmente)

16. Temor a las críticas, fracaso en la creación de planes y en llevarlos a la práctica a causa de lo que otras personas puedan pensar o hacer o decir

8/13/2009

Cuatro leyes de la riqueza



Aquí ofrezco las Cuatro Leyes de la Riqueza enunciadas por Phil Laut, en su obra 'El Dinero es mi Amigo'

La Ley de Ganar enuncia que toda la riqueza humana es creada por la mente.
La aplicación de esta Ley involucra la creación placentera de un ingreso suficiente.

La Ley de Gastar se basa en que el valor del dinero es determinado por el comprador y el vendedor en cada operación.
La aplicación de esta Ley implica disfrutar de las cosas que se compran con dinero.

La Ley de Ahorrar considera la acumulación de un sobrante de tu ingreso. Su aplicación conlleva a ahorrar un porcentaje de tus ingresos.
El proceso da una sensación de abundancia, que necesariamente se reflejará en tus ingresos futuros.

La Ley de Invertir plantea gastar el capital con el propósito de aumentar tus ingresos.
Esta Ley es una combinación de las leyes anteriores, ya que en su aplicación participan los tres factores: ganar, gastar y ahorrar.

8/06/2009

Cinco claves del éxito y la riqueza que nunca hay que olvidar (I)

En las próximas 24 horas, 219 norteamericanos se harán millona­rios. En solamente 30 días, 6.570 personas se habrán unido a las filas de la gente independiente financieramente. En los próximos 12 meses el número de millonarios habrá crecido hasta alcanzar los 80.000 y du­rante la próxima década hasta los 800.000. Dentro de diez años, una familia de cada 64, disfrutará de una posición propia de millonarios.

Estos pronósticos están basados en las intensas investigaciones realizadas en los últimos doce años por el Dr. Thomas Stanley, el co­nocedor más importante del tema de la gente adinerada, y cómo lo­gran serlo.

Los nuevos millonarios proceden tanto de las clases sociales más bajas como de las más altas y tienen una base educativa que lo mismo es muy mala que muy buena. Algunos son débiles físicamente, mien­tras que otros son fuertes y sanos. Las únicas cualidades que todos los nuevos millonarios tienen en común son que sueñan con el éxito, la riqueza y la felicidad, y que trabajan duramente para que su sueño se haga realidad. Las personas de éxito son soñadores que ponen en acción sus fantasías. Los millonarios son gente normal que se lanza a conseguir resultados extraordinarios.

Los millonarios proceden de campos tan diferente como la venta al por menor, el mundo de los ordenadores, la medicina, la agricultu­ra, la eliminación de basuras, el mundo del espectáculo, la propiedad inmobiliaria, la manufactura y las finanzas.

Algunas personas todavía creen que es la suerte la que determina el destino económico de cada uno. Confío en que aprenda usted a odiar la palabra «suerte». Sus posibilidades de hacerse rico por medio de la suerte son demasiado remotas como para que se puedan calcular. A pesar de ello, millones de personas depositan su fe en la suerte todos los días. Hace poco, después de haber dicho a un grupo de personas que me escuchaban que cada hora 9 personas llegan a hacerse millona­rias, un individuo me dijo (y hablaba en serio): «No sabía que exis­tieran tantas loterías.»

Y otras personas están convencidas de que la única manera de ha­cerse rico está en las actividades que podríamos llamar «visibles», en el deporte profesional, en el teatro y en las actividades creativas. ¡No es verdad! Más del 99 % de los actores, artistas y escritores tienen que seguir trabajando para poder subsistir. Y solamente uno de cada 12.000 deportistas que juegan al fútbol en la escuela consigue un con­trato con un equipo profesional.

A menudo la gente pregunta: «¿Cómo está dividida la riqueza?» Con arreglo a las estadísticas oficiales del gobierno, la riqueza está di­vidida, en este momento, aproximadamente de la misma forma que hace 40 años.

He aquí cinco claves para obtener riqueza y una prosperidad dura­dera:

— Entréguese totalmente a la tarea de acumular riqueza.
— Pague el «impuesto sobre la independencia económica».
— Hágase cargo de su economía.
— Evite el endeudamiento innecesario; utilice solamente
el endeu­damiento inteligente.
— Participe en la Edad Dorada que está por venir.


Primera clave: Entréguese totalmente a la tarea de acumular riqueza
A menudo se dice que hay tres factores que determinan el valor de un inmueble: su situación, su situación y su situación. ¿Qué es lo que hará que su plan de acumulación de riqueza tenga éxito?: La en­trega, la entrega y la entrega.

Hay muchas formas de invertir el dinero para acumular riqueza. Los inmuebles proporcionan excelentes oportunidades de hacer dine­ro, tales como las tierras todavía sin cultivar, las propiedades para in­versión, viviendas en proyecto y otros. Las acciones de sociedades, los fondos de mutualidades, un negocio propio, las acciones preferencia­les, los bonos, la participación en iniciativas de prospección petrolífe­ra; todas estas diferentes posibilidades son medios potencialmente ex­celentes de invertir dinero y adquirir riqueza.

Para llegar a ser independiente económicamente, hay una idea que debe tenerse muy clara: la entrega que ponga en su plan de lograr rique­za es más importante que la estrategia de inversión. Es mucho más sen­cillo encontrar una forma de invertir dinero que ser capaz de someterse a la disciplina que se necesita para realizar el trabajo estratégico. Hay más gente que fracasa en su empeño de acumular riqueza por fal­ta de dedicación a un plan que porque la estrategia de inversión sea equivocada. Todo se resume en esto: su actitud —el grado de entre­ga— es la clave de su plan de acumulación de riqueza. La mejor estra­tegia del mundo en inversión no funcionará, a no ser que uno quiera hacer que funcione, y se comprometa a hacer todo lo posible para ello mediante una dedicación constante.

La entrega proviene de la disciplina. La disciplina requiere que apliquemos la fuerza de voluntad de forma persistente y sistemática con objeto de lograr nuestros objetivos. Desgraciadamente, pocas per­sonas pueden practicar tal disciplina, ya que no se les ha preparado para ello en su casa, en la escuela o en el trabajo. Siempre han estado bajo la influencia de una figura que, con su autoridad, les ha propor­cionado una disciplina sustitutiva de la propia.

La disciplina personal es, por definición, algo que uno mismo se impone y que uno mismo dirige. Al principio de la vida, los padres nos dicen qué tenemos que hacer y cómo debemos hacerlo. Cuando nuestro comportamiento no está de acuerdo con las pautas de nues­tros padres, ellos lo corrigen. Más tarde, vamos a la escuela y los profesores nos obligan a hacer determinadas cosas, y evitan que hagamos otras, con objeto de darle a nuestro comportamiento una forma deter­minada. Cuando no queremos estudiar (nos falta disciplina), el profe­sor nos dice que debemos hacerlo si no queremos correr el riesgo de obtener unas malas calificaciones o de ser sometidos a algún castigo. Cuando no queremos dar otra vuelta corriendo alrededor de la pista, el entrenador nos dice que debemos hacerlo si es que queremos formar parte del equipo.

En el momento en el que la mayoría de la gente termina su prepa­ración escolar, está tan acostumbrada a que otras personas dirijan sus actos que no saben disciplinarse.
Muchas personas no pueden ni siquiera disciplinarse para acudir puntualmente al trabajo, de forma que su jefe tiene que imponerles disciplina, por medio de un reloj en el que fichar. Durante muchos años, John Johnson, empresario de un éxito asombroso, que fue el fundador de la revista Ebony, vigilaba a los empleados que llegaban tarde al trabajo o que carecían de la disciplina necesaria para vestirse adecuadamente.

Dado que la disciplina, generalmente, no se enseña en casa ni en la escuela, muchas personas confían durante toda su vida en que sean otros quienes se la impongan. La forma en que la mayor parte de la población decide vivir es la que podríamos llamar de «dime qué es lo que tengo que hacer, cómo tengo que hacerlo y cuándo tengo que ha­cerlo». De forma que la gente se acomoda a un tipo de vida en la cual las decisiones importantes se las dicta alguna otra persona. Confían en la disciplina que el Gobierno impone a través de la Seguridad Social Obligatoria para obtener una pensión de jubilación.

Resumiendo: para acumular riqueza, debe usted desarrollar su propia disciplina. Usted debe imponerse a sí mismo: «Voy a invertir. No permitiré que nada me detenga. No tendré ninguna crisis personal, ni tentación lo suficientemente fuerte como para abandonar mi plan de acumulación de riqueza.»

El 75 % de las personas que alcanzan la edad de 65 años dependen para sobrevivir de la Seguridad Social.

Estas personas han vivido su vida, su edad productiva durante el período de mayor riqueza económica de la historia de la humanidad y, sin embargo, no han tenido disciplina para crear riqueza con vistas a su retirada de la vida activa.

«Empezaré a invertir cuando tenga cierta cantidad de ahorros.» Esta promesa muy pocas veces se hace realidad. Incluso antes de que haya llegado ese momento en el que se han logrado ciertos ahorros, la ma­yor parte de la gente se ha visto ya tentada por algo de forma irresis­tible; bien sea un apartamento más grande, un coche nuevo, más ropa o unas vacaciones de ensueño. Las personas que ganan poco en el mo­mento actual, y obtienen un aumento de sueldo de un 10 %, seguirán ganando poco dentro de seis meses. La mayor parte de la gente reajus­ta su nivel de gastos, de forma que gasta hasta el último céntimo de cualquier aumento de sueldo. Dado que les falta disciplina, la mayoría de la gente tiene durante toda su vida «para ir tirando». La solución está en acudir a toda la capacidad de disciplina que uno tenga. Invier­ta, incluso, un porcentaje de sus ingresos mayor al porcentaje de aumen­to que éstos hayan experimentado. Disfrute de la gran satisfacción que va a obtener al contemplar su buena situación económica. Hacer jue­gos malabares con las deudas para «simplemente ir tirando» no va a hacerle feliz.

«Pero tengo tan poco dinero para invertir que no vale la pena arriesgarlo.» La cantidad que uno empieza por invertir no es, ni mucho menos, tan importante como el hecho de adquirir el hábito de invertir. De la misma forma que un granjero sabe que los pequeños árboles crecerán con el tiempo hasta hacerse gigantes, el inversor inte­ligente sabe que una cantidad pequeña, invertida de forma continua­da, con el tiempo se convertirá en una fortuna.

Tenga en cuenta las posibilidades y el poder que tiene la cantidad de 1.000 dólares: 1.000 dólares, invertidos de forma que se revaloricen a una media del 18 %, se habrán convertido en 20 años en 32.000, en 30 en 1.024.000 y en 60 en 32.768.000. Y una inversión de 10.000 dóla­res, hecha en una sola vez, que se revalorice a una media del 18 % anual, se convertirán en 320.000 dólares en 20 años.

No hemos tenido en cuenta, en estos ejemplos, la incidencia de los impuestos, pero con un buen asesoramiento fiscal, podrán reducirse al mínimo. Tampoco hemos considerado la inflación. Pero recuerde que las inversiones bien elegidas, con el tiempo, compensan ampliamente la inflación.

«Pero el dinero corrompe a la gente. No quiero ser rico porque eso es malo para la gente.» Parece difícil de creer que todavía se ponga esta excusa para evitar la riqueza, pero se hace. Algunas personas todavía mantienen que la riqueza estropea a las personas, destruye sus valores, da lugar a problemas familiares, conduce a las drogas, crea un clima proclive al crimen y hace tramposa a la gente.

Todo lo relacionado con la moral supone un problema complejo. Pero no culpemos a la riqueza. Tener demasiado dinero no es la causa del mal; tener demasiado poco, sí. Mejor, culpemos de la mayor parte de los problemas sociales a la pobreza. Tenga en cuenta los siguientes datos:

— Cuanto más bajas son las rentas en una comunidad vecinal, ma­yor es el índice de criminalidad. A todo lo largo del país, la poli­cía emplea el 83 % de su tiempo en las zonas que se encuentran entre el 7 % de los sitios más pobres.

— Cuanto más pobre es la gente, mayor es la incidencia del alcoho­lismo y de otras formas de adicción a las drogas. Las personas que se encuentran dentro del 20 % de las más pobres consumen tres veces más alcohol que las que representan el 20 % de las más ricas. La mayor parte de las prostitutas son pobres. Tienen que trabajar en ese oficio para ganar dinero.

— La mayoría de los malos tratos infligidos a personas, lo mismo a los hijos que a las esposas o a los padres ancianos, están rela­cionados con problemas económicos.

— La mayor parte de las dificultades familiares y de los divorcios, tienen como causa, más que cualquier otra, los problemas de di­nero.

He aquí algo que da que pensar. En este mismo momento, hay más gente que está discutiendo sobre dinero que sobre todos los demás problemas juntos.

Cinco claves del éxito y la riqueza que nunca hay que olvidar (II)


Segunda clave: Pague el Impuesto sobre la Independencia Económica. Es la semilla de la riqueza

Las personas que adquieren riqueza tienen la costumbre de invertir una parte de todo aquello que ganan. La gente rica logra su bienestar económico haciendo que parte de su dinero «trabaje» y se multiplique.

He aquí un plan que debe funcionarle, y que le ayudará a acumular riqueza, con la misma seguridad con la que se levanta el sol. Ponga en vigor su Impuesto sobre la Independencia Económica (IIE). Sea cual sea su renta, detraiga usted cierto porcentaje de la misma. Le re­comiendo que ese porcentaje sea el 15 % y, en cualquier caso, que nun­ca baje del 10%. Aplique este impuesto a la renta bruta, no a la que lleva usted a casa después de practicar las correspondientes deduccio­nes.

Siga el ejemplo del gobierno. De forma que si su renta bruta es de 2.000 dólares al mes, detraiga 200. Si es de 8.000 dólares al mes, des­tine 800 a su programa de acumulación de riqueza. Entonces, invierta ese dinero para lograr un beneficio futuro. Mírelo como si fuera una semilla de dinero que hace crecer riqueza. El capital es simplemente dinero usado para lograr más dinero. Su plan de IIE significa que us­ted está pagándose impuestos a sí mismo. A nadie le gusta pagar im­puestos, pero lo hacen porque las leyes dicen que hay que hacerlo. Pues bien, impóngase la misma obligación que el gobierno le impone y «encontrará» el dinero necesario para pagar ese impuesto, que va a beneficiarle sólo a usted.

He aquí una observación sobre los impuestos que da mucho que pensar. Haga una pequeña encuesta por la calle y dirija a la gente estas preguntas­«¿Cuánto pagó el año pasado en concepto de Impuesto sobre la Renta?» Lo más probable es que la gente le conteste: «No lo sé exacta­mente. Creo que entre esta cantidad y esta otra, pero no puedo decirle cuál fue la suma exacta.» Entonces pregunte usted: «¿Cuánto pagó en impuestos sobre la renta estatales? ¿Cuánto en impuestos municipales? ¿Cuánto en impuestos sobre ventas? ¿Cuánto en contribuciones inmo­biliarias? ¿Cuánto en impuesto sobre la gasolina? ¿Cuánto en impues­tos sobre billetes de avión?»
Después de que haya usted preguntado todo esto al contribuyente, él o ella le dirán algo así como: «Mire usted, no sé cuánto pago en impuestos, solamente sé que pago demasiado y que estoy sin un cénti­mo a final de mes.»

Considere estas ventajas de pagarse impuestos a usted mismo
El 100 % del beneficio es para usted. El IlE es el único impuesto que va a resultarle agradable pagar. El 100 % de este impuesto va a estar destinado a su propio provecho y al de su familia. Ninguna parte de su IIE va a proporcionar un beneficio a la gente que no trabaja o a aquellos que hacen carrera a costa del erario público, y ni un solo céntimo va a pagarse a quienes recaudan los impuestos, por el privile­gio que tienen de tomar su dinero, para utilizarlo en fines que usted, a lo mejor, no aprueba.

Además, si a usted le ocurre algo antes de que decida retirar los IIE que ha invertido, el montante de su herencia aumentará en la parte que ahorró por este sistema. Si usted es soltero y desaparece, todo el dinero que haya estado pagando a la Seguridad Social se habrá perdi­do. Sin embargo, el 100 % de su IIE le va a procurar una mejor vida a usted y a sus seres queridos.
Todo está bajo su control absoluto. Todas las decisiones sobre cómo utilizar el IIE las va a tomar usted. Puede ser que quiera invertir su dinero en fondos de mutualidades, en una casa, en un terreno, en obli­gaciones o en acciones de sociedades. Estas y otras formas de inver­sión se le presentan como diferentes posibilidades. Una cuenta de aho­rros es una forma magnífica de empezar, mientras aprende más sobre otras formas de mayor rendimiento pero también mayor riesgo en las cuales invertir el fruto de su «impuesto particular».

Recuérdelo, usted no está entregando el dinero que recauda me­diante el IIE al gobierno, para que se gasten de la forma que elijan los miembros del Congreso. Esta forma, normalmente, sería un medio para resultar reelegidos, y se concretaría en inversiones para el bien público, en orden a conseguir votos, en ayudas a la educación o en gastos militares innecesarios, también con el objetivo de ganar votos.

La mayoría de los componentes del Congreso y del Senado sola­mente tienen un objetivo en la cabeza: resultar reelegidos. Esa es la razón por la que gastan su dinero en contratar a un mayor número de funcionarios gubernamentales y proporcionar servicios públicos que usted no desea ni necesita.

La recaudación no tiene coste alguno. Piense durante un minuto en lo que tiene usted que pagar al gobierno por el «privilegio» de pagar los impuestos que le impone: impuestos del gobierno federal, impues­tos estatales sobre la renta, impuestos estatales sobre las ventas, con­tribuciones urbanas e impuestos sobre las rentas del capital. En todos los casos, usted es el recaudador único de impuestos, de forma que en la operación de recaudación no se produce pérdida alguna. A menudo, el gobierno se enorgullece de lo poco que cuesta recaudar el dinero.

Pero el gobierno no dice la verdad. En los departamentos de personal hay empleados cuyo principal trabajo es recaudar impuestos. Cuando uno trabaja para sí mismo es él el que ha de recaudar los impuestos y tiene que emplear su tiempo o el de sus empleados en recolectar su propio dinero para que el gobierno lo gaste.

Es una fuente de extraordinaria satisfacción. El IIE le ayuda a ganar lo que solemos llamar independencia económica. Si lo recauda con re­gularidad, y lo invierte inteligentemente, habrá obtenido su objetivo de independencia económica. Podrá disfrutar de los fines que persigue, de las vacaciones que desea tomarse, de los viajes a otros países, de la comida y la casa que desea y, además, podrá ayudar a las personas tal y como desea ayudarles. La caridad no debería estar dirigida por el gobierno.
El IIE creará dinero. El IIE hará que su dinero produzca más dinero. El gobierno no produce dinero para usted. El gobierno ni siquiera puede recaudar lo suficiente para equilibrar sus presupuestos. Necesita pedir dinero en préstamo, simplemente para pagar los gastos que son conse­cuencia de lo que ha prometido.

Los impuestos que se pagan al gobierno se recaudan en una venta­nilla para gastarse en la de al lado. Pero el dinero proveniente de su IIE trabaja para usted y se multiplica.

La razón por la cual el sistema de la Seguridad Social atraviesa problemas es que el dinero que usted aporta para él no se invierte en crear más dinero. Se gasta en su totalidad el mismo mes en que se recauda. El IIE pasa a formar parte de sus inversiones, trabaja a interés compuesto y le hace ganar dinero. Cuando usted decide tomar dinero liquido del fondo formado por medio de su IIE, en ese fondo encon­trará más dinero que el que «restó» de sus ingresos.

Usted puede encontrar el dinero necesario para pagar el IIE
Mucha gente piensa: «Me gusta la idea de emprender un IlE, pero nunca me queda nada a final de mes. Sencillamente, no puedo pagar mi IIE, por mucho que vaya a revertir en mi mismo.» ¡Pero sí que pue­de! Suponga que el gobierno aumenta el impuesto sobre la renta, que usted tiene que pagar, en un 15 %, lo cual es algo que muchos gober­nantes proponen. ¿Lo pagaría? Por supuesto.

O bien suponga que la administración de la Seguridad Social deci­de hacer feliz a un mayor número de personas con lo que reparte. De forma tal, que decide aumentar la cantidad que usted tiene que pagar sobre su renta, del 7,5 al 8,5 %. Usted pensaría: «Bueno, eso solamen­te representa un céntimo por cada dólar que gano. Puedo permitírmelo.» ¡Pero la subida del 7,5 al 8,5 %, en realidad, supone un incremento de, aproximadamente, el 12 %!

Para una renta de 35.000 dólares, esto representaría 350. Esos 350 dólares, invertidos en una sola vez al 18 % de interés compuesto, nos darían una cantidad de 11.200 en 20 años y de 358.400 en 40.

O plantéese el caso de que dice usted a la persona que se encuen­tra en el mostrador de caja: «Mire usted, a mí no me gustan los im­puestos sobre las ventas. Así que no los añada usted en la comida que he comprado.» Esa persona le mirará a usted con cara de estar pensando: «¿Qué le pasará a este idiota?» Y añadirá los impuestos a la cuenta.

O bien trate de decir a su patrono: «En este momento estoy en las últimas. Me han pasado una serie de cuentas que no esperaba. Mi hijo se ha puesto enfermo, me han subido el alquiler y se me ha roto el coche. Por favor, no deduzca nada de mi sueldo este mes en concepto de impuestos.» Ante esta situación, sencillamente su patrono le dirá:

«Lo siento pero la ley es así. Tengo la obligación de retener su impues­to sobre la renta. Además el ordenador ya está programado para reali­zar la deducción.» O diga usted al recaudador de impuestos: «No voy a poder recibir nada de la Seguridad Social durante veinte (o treinta o cuarenta) años. Por favor no me deduzca ningún impuesto durante una temporada.» Sin duda, esta persona le diría: «O paga, o va usted a la cárcel.»

Póngase verdaderamente testarudo y niéguese a pagar los impues­tos de contribución urbana que gravan su casa. Simplemente es cues­tión de tiempo, pero llegará el momento en que los empleados del fisco venderán su casa y recaudarán los impuestos correspondientes.
Para cosechar los beneficios de su duro trabajo y no estar sometido a la esclavitud económica, debe usted pagar el IIE, de la misma forma que paga los demás impuestos.

Recuerde que el IIE es el único de los impuestos que usted paga que va a trabajar a su favor y al de sus seres queridos. Todos los demás impuestos van a ir a parar a personas que usted no conoce y para fines que puede aprobar o puede no aprobar.

Las personas que recaudan impuestos para el IRS, municipales, es­tatales o provinciales, puede ser que le escuchen cuando les cuenta sus problemas, pero le pedirán dinero, en cualquier caso.
De forma que, antes de hacer nada con el dinero que pueda llevar a casa a fin de mes firme en primer lugar un cheque a su favor.
Como todos los caminos que llevan al verdadero éxito económico, el Impuesto para la Independencia Económica es algo sencillo, pero al principio resulta difícil de aplicar. Las personas que piensan: «En este momento estoy mal de medios. No me voy a pagar este mes el IIE. Ya lo haré el próximo mes», se están engañando a si mismas.

Resumiendo: acabará por aprender a acomodarse al IIE. Dentro de tres o seis meses, no dejará de pagarse a sí mismo el dinero que ne­cesita para lograr un espléndido futuro económico. Estudie los cami­nos de acumulación de riqueza que vienen a continuación para ver cómo puede y tiene que invertir una parte de lo que usted gana en be­neficio propio.

8/04/2009

Cinco claves del éxito y la riqueza que nunca hay que olvidar (III)

Tercera clave: Maximice sus ganancias

Todos los años, cientos de historias reales nos revelan cómo algu­nas personas que han ganado mucho dinero pierden en poco tiempo lo que tanto les costó lograr. Joe Louis, tal vez el mejor boxeador pro­fesional de todos los tiempos, estuvo empleado de guardaespaldas en un casino de Las Vegas en los últimos años de su vida. Como tributo especial a una persona que se podía considerar un orgullo nacional, el Congreso aprobó una ley especial, para evitar que la Hacienda tra­tara de recaudar sus impuestos atrasados. Sencillamente, Joe Louis no podía pagar lo que debía al gobierno.

No es infrecuente en personas que fueron un día millonarios, como jugadores de fútbol, actores de cine, gentes del espectáculo y personali­dades relacionadas con los medios de comunicación, que lleguen a es­tar endeudados, sin remedio, a sus 40 ó 50 años.

"He ganado 3,2 millones de dólares y mi fortuna es de 31.000 dólares..."

Nunca identifique la renta con la riqueza. La renta es lo que uno gana. La riqueza es lo que uno tiene. Un ingreso muy alto no le hace rico de forma automática.

Hace poco conocí a un hombre de cerca de 50 años que me contó que había ganado más de 3 millones de dólares en su vida, y que sólo le quedaban 31.000 dólares.

Me explicó: «Gané mucho dinero, pero hice unas cuantas inversio­nes muy malas y me casé dos veces. Después, hace doce años, tuve problemas con el IRS y, desde entonces, han venido tras de mí como sa­buesos.»

Pensé para mis adentros que si esta persona se hubiera pagado a sí mismo el Impuesto para la Independencia Económica, ahora ten­dría una situación económica buena.

Un amigo que ganó 500.000 dólares al año durante una década, vino a verme hace un mes. «Por supuesto, mi familia y yo vivíamos muy bien cuando yo ganaba mucho dinero. Pero yo invertía todo lo que me sobraba en mi negocio. No supe, hasta que fue demasiado tar­de, que mi socio había estado llevándose el dinero de la empresa. Aho­ra no tenemos nada. Incluso el banco va a ejecutar la hipoteca de nues­tra casa,»

Todo el mundo gana, a lo largo de su vida, una cierta fortuna. Sin embargo, muy pocos tienen una cantidad de riqueza significativa, o incluso muchos no tienen ninguna cuando se retiran.

Resumiendo: emprenda la acción para administrar su economía, aparte el 15 % de lo que gana para invertirlo y multiplicarlo, y podrá mantenerse en pie en cualquier tipo de circunstancia económica.

Piense en la recompensa, y el «sacrificio» le resultará atractivo

La acumulación de riqueza es el juego más estimulante y atractivo que uno puede jugar. Centre su energía y su fuerza de voluntad en la meta de ganar dinero. Ganar dinero no es un sacrificio. Sencillamente, es una forma de lograr un objetivo que merece la pena: la independen­cia económica.

Una joven pareja, Gail y Vic, me hablaron de su experiencia du­rante el primer año en que desarrollaron su plan de independencia eco­nómica. Me explicaba Gail: «Tenemos dos hijas, de 3 y 6 años de edad, de forma que yo no puedo trabajar. Vic consigue unos ingresos brutos de 31.250 dólares. Poseemos una pequeña casa. Y hasta hace un año nos gastábamos hasta el último céntimo. Pero ahora estamos camino de acumular riqueza.»

«¿Qué es lo que hacéis que no hacíais antes?», le pregunté. «Bueno, Vic y yo éramos felices con nuestra situación económica. No íbamos a ninguna parte. De forma que decidimos desplegar un plan de acción. Nos preguntamos a nosotros mismos: “Un coche nuevo y reluciente de 12.000 dólares de precio, ¿vale el cuádruple que un buen coche de 3.000 dólares y que tenga tres años? ¿A quién queremos impresionar? ¿Por cuánto tiempo? ¿Les importa de verdad a los demás lo nuevo que sea nuestro coche? ¿Se consigue el doble de alegría y satisfacción du­rante unas vacaciones que nos cuestan 2.000 dólares, que con otras, bien planificadas, más cerca de casa, menos ostentosas, que cuesten solamente 1.000 dólares?”»

«¿Necesitamos de verdad un segundo aparato de televisión? ¿Qué ocurre con nuestro seguro de vida? Nos dimos cuenta de que, si no estaba bien contratado, lo único que lográbamos era que la compañía de seguros se enriqueciera a cuenta nuestra.»

«Vic y yo repasamos todos y cada uno de los cheques que había­mos firmado el último año. Literalmente, examinamos todos y cada uno de los dólares que habíamos gastado.»

«¿Y qué otras formas encontrasteis de reservar mejor el dinero para conseguir vuestra independencia económica?», le pregunté.

«Nos dimos cuenta de que estábamos suscritos a revistas que no leíamos nunca», continuó Gail, «y de que comprábamos productos so­lamente porque estaban en rebajas, adquiríamos mucha comida inne­cesaria y de otras maneras derrochábamos el dinero.»

«Así que», continuó Gail, «buscamos en nuestro presupuesto gas­tos inútiles y encontramos muchos sistemas, grandes y pequeños, de ahorrar de cara a la inversión. E incluso encontramos aún más ideas para emplear nuestro dinero en aumentar nuestra riqueza.»

«¿Como cuáles?», pregunté.

«Por ejemplo, dejar de fumar», replicó Gail. «Vic había estado fumando durante años dos paquetes al día. Yo ya le decía que fumar era malo para su salud, pero no me hacia caso. Entonces, cuando Vic se dio cuenta de que estaba gastándose 75 dólares al mes, lo cual, invertido al 12 %, a interés compuesto, durante los próximos 32 años —momento en el cual llegaría a los 65— representa cerca de medio millón de dólares, decidió dejar de fumar.» (El comentario de Gail me hizo recordar que, considerados en conjunto, los Norteamerica­nos gastan anualmente el 5 % de sus ingresos en tabaco y alcohol. Eso supone la mitad del objetivo mínimo, del 10 %, que hemos esta­blecido como inversión para el Impuesto sobre Independencia Eco­nómica.)

«Bien», le comenté, «evidentemente habéis pensado mucho en la cuestión de los gastos y de los presupuestos. ¿Cuál ha sido vuestra acti­tud en cuanto a la inversión?»

«La hemos planificado. Durante nuestro primer año de plan de acumulación de riqueza, invertimos 4.600 dólares en unos fondos de mutualidad.»

«Dime», le pregunté, «¿representó realmente todo ello un gran sa­crificio?»

Gail pensó durante unos momentos. Y a continuación dijo muy seria: «No representó en absoluto un sacrificio. Sencillamente estamos viviendo mucho más razonablemente. Y, además, resulta divertido. En este momento tenemos la sensación de que vamos a algún sitio.»

Cinco claves del éxito y la riqueza que nunca hay que olvidar (IV)

Cuarta clave: Endéudese de forma inteligente y evite endeudarse de forma innecesaria

El endeudamiento inteligente consiste en tomar dinero en présta­mo para ganar más. Cuando usted toma dinero en préstamo, ponga­mos por ejemplo, a un 10 %, con un buen plan, por medio del cual va a lograr que ese dinero le rinda un 15, 20 ó 25 %, es usted un deudor inteligente. Por regla general la financiación de su casa o de otro bien inmueble por medio de una hipoteca a largo plazo es una forma inteli­gente de endeudamiento.

Un endeudamiento erróneo consiste en tomar dinero en préstamo por medio de tarjetas de crédito o utilizar planes de pago a plazos para financiar un coche, aparatos electrodomésticos o muebles. Cuando pide dinero prestado para sus vacaciones, diversiones, ropa y para gas­tos inútiles en general, es usted un deudor poco inteligente. El tipo de interés que usted paga es, como mínimo, un 50 % más alto que el coste básico del dinero, es decir, del tipo de interés básico. Y usted está res­tando, con ello, cantidades a sus futuros ingresos.

Hace poco vi cómo una joven mujer soltera de 28 años de edad, al abrir su correspondencia comenzó a gritar con júbilo: «¡La he con­seguido, la he conseguido!».

«¿Qué es lo que has conseguido?», le dije, preguntándome qué es lo que estaría haciendo tan feliz a mi amiga.

«¡La tarjeta American Express! ¡Ya me ha llegado! Mírala. Desde ahora soy una de las pocas personas elegidas, y. puedo comprar a crédito en casi todos los sitios.»

Pude comprender la reacción de mi joven amiga. La gente está an­siosa de lograr cierta posición. A la gente le gusta adquirir cosas que no todo el mundo puede tener. Para esta mujer, la tarjeta de American Express le estaba diciendo: «Tienes un trabajo, puedes llevar una vida digna, tienes un buen índice de crédito. Ahora te consideran digna de confianza en el mundo financiero.»

Pero después me pregunté a mí mismo: «¿La tarjeta de crédito es una bendición o una maldición? ¿Le va a ayudar a esta joven a obtener riqueza o va a ser un obstáculo para ello?»

Empecé a pensar en otras cosas que hace tiempo estaban conside­radas como símbolos de una buena posición, como ocurría con los ci­garrillos. Antes de que fueran conocidos los factores referentes a la sa­lud relacionados con el tabaco, los vendedores de cigarrillos decían a las personas que fumar las hacía llamativas, deseables y atractivas.

El fabricante de Camel prometía a la gente que los cigarrillos tran­quilizarían sus nervios y les ayudarían a hacer una buena digestión. Los anuncios publicitarios nos mostraban a gente diciendo: «Andaré una milla en busca de un Camel.»

En este momento, algunas de las personas que empezaron a fumar Camel, no pueden, incluso, ni caminar a lo largo de una manzana de casas en busca de nada. El enfisema, el cáncer, el ataque al corazón y la mala salud en general provocada por el tabaco es el gran precio que los fumadores tienen que pagar por lo que creyeron era una buena posición.

El alcohol se vende por su poder de convertirnos en personas «dis­tinguidas, sofisticadas y dignas de admiración», así como en un mode­lo de comportamiento.

La tarjeta de crédito es como una pistola económica, que mucha gente utiliza para matar su prosperidad futura. Es lo mismo que una droga para un adicto. La tarjeta nos proporciona una euforia inme­diata, que sólo nos conduce a un malestar de la peor especie.

Si tuviéramos un «supervisor financiero», de la misma manera que hay un supervisor sanitario, en todas las tarjetas de crédito estarían escritas estas palabras: «Atención. El uso de esta tarjeta es peligroso para su salud económica. Le puede conducir a gastar demasiado, a te­ner problemas económicos e incluso a la muerte económica (bancarro­ta).»

Todo el mundo conoce la parte buena de una tarjeta de crédito. Es práctica, está ampliamente aceptada como medio de pago, y hace que no tengamos que llevar encima mucho dinero en metálico, co­rriendo el riesgo de que nos roben. Y nos proporciona un informe de cuánto, cuándo y dónde gastamos. Las tarjetas de crédito son indis­pensables en los negocios. Pero la parte negativa de las tarjetas de cré­dito puede interferir en su programa de acumulación de riqueza. He aquí cómo. La tarjeta le cuesta una tarifa anual por el servicio. El inte­rés que las empresas que expiden tarjetas de crédito le cargan a usted, supone, aproximadamente, el doble del interés normal del dinero. Y lo peor de todo, una tarjeta de crédito puede dar lugar a un gasto excesivo e inútil. «Compre ahora y pague después» resulta una tentación irresistible para mucha gente. A los directores de los restaurantes les gusta que los clientes utilicen tarjetas de crédito, ya que, por término medio, los clientes que la usan, gastan un 40 % más que los clientes que pagan al contado y, además, dejan mayores propinas. Al crédito se le puede aplicar todo el mensaje contenido en la cita bíblica: «Lo que siembres, recogerás.» Uno tiene que pagar mucho por sus deudas. El crédito nunca es gratuito, sino que siempre tiene un coste.

Las tarjetas de crédito animan a la gente a derrochar dinero. Estas tarjetas de plástico contribuyen a que usted pierda su cuidado, le dan una falsa sensación de seguridad y le hacen pensar: «Ya se me ocurrirá más tarde cómo pagar.» Una tarjeta de crédito mal utilizada le ayuda a uno a cavar su tumba económica.

De forma que utilice las tarjetas de crédito solamente en aquellos casos en que sea razonable hacerlo. Nunca las use por no tener dinero en su cuenta corriente. Tenga presente que todos los meses aproxima­damente 300.000 tarjetas son retiradas por las empresas que las emi­ten, porque sus usuarios no pueden pagar lo que han gastado por me­dio de ellas.

Nuestra cultura está llena de frases hechas que nos dicen que tene­mos que gastar hasta el último céntimo que podamos de forma inme­diata. «Vive rápidamente, muere joven y ten un cadáver bonito.» «Come, bebe y sé feliz, ya que mañana puedes estar muerto.» «Vive al día.» «Lo que sea, será.» Todas estas frases son recomendaciones para una felicidad a corto plazo.

¿No es más razonable mirar la vida desde un punto de vista más positivo, constructivo y de largo plazo?

Piense en términos microeconómicos...
Piense: ¿qué es lo mejor para mí?

Durante varias décadas he tenido una relación profunda y conti­nuada con un hombre que es multimillonario. En este momento tiene 87 años de edad y su fortuna supera los 400 millones de dólares. A pesar de su inmensa riqueza, su estilo de vida es extraordinariamente simple. No tiene un yate, no tiene aviones privados y solamente hay una chica de servicio interna en su casa. Su objetivo económico princi­pal es hacer dinero, «porque disfruto con ello y cuanto más dinero hago, más bien puedo hacer por los demás». Es una persona muy ge­nerosa, que ayuda a buenas causas y a mucha gente, casi siempre de forma anónima. Este amigo mío tan adinerado proviene de una fami­lia pobre, de forma que adquirió su enorme riqueza empezando desde cero. Pero a menudo me dice: «Mis padres me enseñaron los principios religiosos, y he encontrado mejores ideas sobre cómo ganar dinero en la Biblia que en todos los demás libros que he leído.»

Mi amigo y yo hemos pasado juntos muchas horas, hablando so­bre el misterio de la acumulación de riqueza. Este es un pequeño con­sejo que es aplicable al momento presente: «Te diré», me explicaba, «yo tenía 45 años antes de saber qué querían decir las palabras “mi­croeconomía” y “macroeconomía”. Pero cuando aprendí su significado, entendí por qué me iban tan bien las cosas. Había estado practicando la microeconomía toda mi vida sin saberlo. Como sabes, la mayoría de la gente lee los titulares de los periódicos. Todos los días escuchan las noticias económicas. Piensan que las fluctuaciones económicas, del día a día, son importantes. En mi opinión, no lo son. La gente cree que su futuro económico personal depende del panorama económico nacional. Si la economía se va hundiendo en una recesión, ellos dan por sentado que sus finanzas personales van a decaer también. O, por el contrario, si la tendencia es hacia un gran crecimiento económico, piensan que eso les va a beneficiar.»

«Pero eso es absurdo», continuó mi amigo, «yo no me preocupo de la economía norteamericana, ni de la europea, ni de la mundial. Yo me ocupo solamente de mi economía. Nunca he prestado demasiada atención a los índices de valores de Dow-Jones. Yo atiendo a la lógica de cada situación. Allá por los años 50, la lógica me dijo que la segun­da mitad del siglo XX iba a ser próspera para los estados del sur y para el sur de California. Por lo tanto, yo invertí en bienes inmuebles en Atlanta, Dallas y San Diego. Viajé mucho en aquellos tiempos, y me di cuenta de que algunas de las grandes ciudades del norte tenían auténticos problemas.»

«Como puedes ver», continuó, «la gente que actúa bien gana dine­ro, con independencia de la situación económica general. Y los tontos perderán dinero incluso en la mejor de las situaciones. El mero hecho de que otras personas estén en una mala situación financiera no signi­fica, por sí solo, que tú también tengas que encontrarte en la misma situación. Incluso la peor de las epidemias solamente mata a una parte de la población. Ocurre lo mismo con una recesión económica. La ma­yoría de los negocios sobreviven, y los mejores siempre salen bien del apuro.»

«¿Qué me dices del oro?» le pregunté.

«Bueno», contestó mi amigo. «Por supuesto que no te puedo decir cuánto oro habrá el próximo año. Ni tampoco, incluso, cuánto habrá en los próximos cinco años. Pero lo que sí sé es lo siguiente. A largo plazo, siempre hemos padecido un proceso de inflación, y el precio del oro sube cuando el dinero es barato. Recuerdo haber leído que paga­mos a los indios, por la isla de Manhattan, pepitas de oro por un valor de 25 dólares. Tal y como lo veo yo, los indios hicieron un buen nego­cio. Si yo hubiera invertido 25 dólares en el año 1626, que fue cuando compramos la isla, y los hubiera invertido solamente a un 15 % de in­terés compuesto, ahora tendría más dinero que lo que vale en este mo­mento toda la isla.»

«Me preguntabas por el oro; pues bien, cuando Roosevelt eliminó de nuestra economía el patrón oro, su precio estaba fijado en 35 dóla­res la onza. Cuando la inflación nos afecte otra vez duramente, el oro volverá a subir mucho.»

«¿Me estás diciendo que la inflación va a continuar?»

«Claro que sí», me dijo, «eso es inevitable. Pero la inflación siem­pre se produce a saltos. Nunca permanece de una forma constante en un 5 o un 11 % al año. En algunos períodos de tiempo, habrá muy poca inflación o nada; incluso puede ocurrir que haya deflación. Pero cada diez años, más o menos, habrá una gran subida. Pero la inflación no me preocupa. Las buenas inversiones casi siempre aumentan de va­lor más que la tasa de inflación. Antes de invertir en algo, siempre re­cabo, como mínimo, dos y, a veces, tres o cuatro opiniones. Las escu­cho todas. Pero la decisión siempre la tomo yo. Me hago cargo de que se trata de mi dinero y de que nadie está tan interesado como yo en tomar la decisión adecuada.»

Resumiendo: Piense en términos microeconómicos. Piense qué es lo mejor para usted. Nunca haga nada —especialmente invertir dine­ro— solamente porque otras personas lo hacen. Pida consejo, pero tome las decisiones por sí mismo.