7/28/2009

Su dinero y su cerebro (III)



Cómo la nueva ciencia de la neuroeconomía lo puede ayudar a hacer dinero

Demasiada confianza

Ciertas investigaciones revelan que las personas confían en sus
capacidades mucho más de lo que deberían. Además, suelen
exagerar el éxito y minimizar el fracaso. Por otra parte, la
gente suele confiar en lo familiar.

Asimismo, los seres humanos son susceptibles a caer en la
ilusión del control. Ciertos estudios neurológicos indican que
la gente se siente más cómoda cuando siente que tiene el
control, incluso cuando este tiene poco sentido. La gente suele
sentirse más cómoda cuando elige por sí misma algo al azar
que cuando otra persona elige al azar por ella. Aunque no
existe diferencia en los resultados o en las probabilidades
matemáticas de dos elecciones al azar, la gente suele preferir
su propia elección.

La familiaridad, la confianza y la ilusión de control pueden
confundir a los inversionistas. Para evitar problemas, admita
que no sabe algunas cosas. Siga el ejemplo de Warren Buffett
de ignorar las propuestas de inversión que no entienda.

Reduzca sus expectativas de ganancias financieras y aumente
su cálculo de probables pérdidas para minimizar los riesgos de
tomar decisiones con demasiada confianza.

Vaya más allá de las acciones de su empleador. La diversificación
es la mejor protección contra los desastres del mercado.
No compre una acción sólo porque conoce el producto de la
compañía. Sea realista. No se engañe. Tome en cuenta los
resultados de otras personas. ¿Puede esperar el doble o triple
que el común de los inversionistas? Haga sus análisis en casa.
Piense como un niño de cuatro años: pregunte siempre el por
qué. Luego, pregunte de nuevo por qué una y otra vez. Lleve
un diario de sus inversiones o determine si sus resultados
tienen relación con sus emociones. El diario le permitirá
aprender de sus errores. Después de todo, usted pagó por los
mismos.

Riesgo y arrepentimiento

Las personas que fundamentan sus inversiones sobre la que
suponen es su “tolerancia al riesgo”, pueden equivocarse por
tres razones:

1.- Mucha gente no sabe en realidad cuánto riesgo puede
tolerar; así que, cuando hay problemas, salen corriendo en el
peor momento.

2.- La tolerancia al riesgo no es constante. Puede variar con
el tiempo y dependiendo de la actividad.

3.- El modo de presentar o describir un riesgo puede llevar a
la gente a percibirlo como más o menos grave: 90% de probabilidad
de tener éxito es el reverso de 10% de probabalidad
de fracasar. No obstante, las actitudes que surgen de una
propuesta que hace hincapié en el éxito serán diferentes de
las que surgen de una propuesta que ofrece una probabilidad
de fracaso de 1 sobre 10.

Nuestra percepción del riesgo viene afectada por lo que otras
personas piensan, sienten o dicen. La información es contagiosa,
así como los sentimientos de premiación y riesgo. Además,
el arrepentimiento es un riesgo. Es posible que alguien que
haya logrado un retorno de 10% sobre el capital esté satisfecho
hasta que encuentre a alguien que ha logrado 30%. Para
controlar nuestra actitud hacia el riesgo:

1. Tómese el tiempo de revisar sus decisiones: no actúen
impulsivamente sobre la base de su percepción del riesgo
porque hay muchos factores que pueden cambiar.

2. Sea su propio asesor: antes de tomar una decisión definitiva,
pregúntese si le recomendaría a alguien lo que va a hacer.
Si no lo recomendaría, entonces, ¿por qué lo va a hacer
usted?

3. Estudie suficiente historia financiera para que esté preparado
para los altibajos.

4. Cuando el gentío esté corriendo desesperado por la caída
de los precios, espere antes de actuar: recuerde, la caída de
los precios hace que las inversiones sean menos riesgosas.

5. Escriba una “declaración de inversión”: establezca los
objetivos y reglas que seguirá para invertir.

6. Busque un abogado del diablo: para discutir sus suposiciones
y trate de refutar los argumentos a favor de una inversión.

7. Conózcase a sí mismo: y cómo reacciona ante el riesgo en
diversas circunstancias.

No entre en pánico
Ciertos estudios sobre el miedo han revelado que este es
contagioso. La amígdala, una región del cerebro asociada con
el temor, se activa ante ciertas expresiones faciales, posturas
del cuerpo y palabras que expresan miedo o amenaza.
La idea de perder dinero produce miedo. La incertidumbre
también puede generar temor y hace que la gente se comporte
irracionalmente. Para lidiar con los miedos ligados a la
inversión, trate de describir con sus propias palabras lo que
está sucediendo. Respire hondo y sepárese del gentío.

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