7/28/2009

¿Necesitas algún consejo? Búscalo en el espejo.


Cuando uno vive en una sociedad de consumo como la nuestra, todo aquel que entiende algo de inversiones se convierte automáticamente en un experto. Esto pasa muy frecuentemente, especialmente cuando la economía pasa por terrenos pedregosos y la gente empieza a buscar alternativas de inversión que vayan de acuerdo a las circunstancias de “apretarse el cinturón”.

En ese sentido estoy hablando un poco por mi propia experiencia. Lo acepto, me apasionan las finanzas, la economía, el mercado y las inversiones. Leo todo libro de finanzas que se me atraviese y estoy en el largo proceso de escribir el mío propio. Comparado con el paisano corriente, se podría decir con modestia que tengo un poco más de conocimiento financiero que el promedio (aunque a decir verdad ese conocimiento no se ha reflejado en lo absoluto en mi portafolio actual).

La verdad, para mucha de la gente que me conoce yo soy el “Pele” de las finanzas. No estoy siendo arrogante ni engreído, simplemente que el hecho de saber que es una razón PE o un Split, me ha puesto en esa desacertada posición. Es igual que para mí, mis amigos ingenieros se me parecen a Einstein. Teniendo en cuenta que la mayoría de mis amigos no tienen ni la más básica cultura económica y su credo financiero se basa únicamente en: -“Yo trabajo, yo gasto, yo trabajo más duro” -, ser reconocido como su gurú financiero no fue nada difícil. Claro, siendo realistas, nada más alejado de la realidad que eso.

Sin embargo, ser considerado un sabiondo de los mercados financieros me ha acarreado algunos problemas. No me molesta dar algunos consejos de inversión, o exponer algún termino económico, o inclusive explicarle a la novia de la amiga del primo de mi amigo qué es una acción. El problema aflora cuando le preguntan a uno si el mercado mañana va a subir o bajar y cuándo y cómo deben invertir en él.

En otras palabras, no me molesta explicar conceptos, presentar alternativas de inversión o dar opiniones personales de mis gustos financieros. Lo que sí es bastante incómodo es cuando le piden a uno que piense por ellos. Hay personas que exigen que les ayuden a encontrar lo que realmente esperan financieramente en la vida, sus miedos financieros en el futuro y sus metas a largo plazo. Es aquella gente la que antes de abrir una cuenta en un banco no se preguntan realmente para qué la abren.

Bueno, para ser justos, es necesario contarles el origen de mi disgusto con estos “parásitos“ financieros. Hace ya más de un año, en aquellas buenas épocas donde el mercado estaba disparado a alturas ahora irreconocibles, un amigo me invitó muy amablemente a cenar a casa de sus padres. Poco sabía yo que una trampa se estaba preparando para mí.

La cena estuvo deliciosa y la conversación bastante agradable... hasta que en un minuto cambió de rumbo intempestivamente. La madre de mi amigo y sus hermanitos dejaron la mesa y su padre empezó a hablar. El ambiente se ensombreció y la mesa del comedor se transformó en mesa de interrogación con una luz sobre mi cabeza.

Sin rodeos, el padre de mi amigo fue al grano. Contó que tenia alrededor de 2 millones de dólares que quería invertir y que me necesitaba como asesor. ¿Qué tal? ¿Cómo iba un pobre sujeto como yo, con un portafolio de $4,000, darle a este magnate una lección financiera? Tomé aire y comencé a recitarle a este señor los conceptos básicos de inversión como retorno y riesgo, bonos, planes de retiro, certificados a término fijo, etc y etc. Claro, yo pude haber seguido con mi retahíla por mucho tiempo,.., hasta que secamente fui cortado. – Lo que yo quiero es un símbolo, una acción, un “tip”. – aseveró Al Capone con voz fría.

¡Lo único que él quería era una recomendación o un rumor de la bolsa para invertir su “pequeño” capital! - Los consejos financieros los puedo sacar de mi abogado.- dijo.

En fin. Como entenderán, yo no sé el futuro, ni tengo tips, ni poseo la bola de cristal para predecir la bolsa mañana. No había forma de hacerle entender a este sujeto la verdadera importancia y enfoque de las finanzas personales.

Espero que tú si lo entiendas. La tarea más importante que tienes que cumplir antes de cualquier forma de inversión es conocerte a ti mismo. Quién eres y qué esperas de tus inversiones. Antes de poner tu dinero a producir hay que establecer la razón para ponerlo a producir. Existen muchas clases de inversionistas, unos con más propensión al riesgo que otros, unos con más años de vida que otros y unos con más capacidad de ahorro que otros. Las siguientes son las preguntas básicas que yo siempre trato de preguntarme a mí mismo y a otros futuros inversionistas para determinar la clase de inversionistas que son:

1. ¿Cuántos años tienes?

2. ¿Cuáles son tus metas financieras? (crecimiento, entrada fija)

3. ¿Cuál es tu tiempo disponible?

4. ¿Qué tan propenso eres al riesgo?

5. ¿Qué liquidez necesitas de tu inversión?

6. ¿Qué nivel de conocimiento del mercado tienes?

7. ¿Qué nivel de estabilidad tienes en la vida? (trabajo estable, familia)

8. ¿Qué tan envuelto te encuentras en tomar tus propias decisiones financieras?

Estas son apenas las preguntas básicas que debes responder antes de encaminarte por el difícil rumbo de las inversiones. El objetivo es conocer tu perfil de inversionista. Muchos creemos que nos conocemos cabalmente, pero cuando nos enfrentamos por primera vez al riesgo o al ahorro nos asombramos porque desconocemos nuestro real perfil de inversionista.

Así que recuerda, antes de pedirle consejo a alguien, lo que realmente necesitas es mirarte al espejo y hacerte unas cuantas preguntas dirigidas a tus expectativas financieras personales. Créeme, la persona que realmente debes conocer es a ese inversionista que tienes por dentro y que sólo necesita un manito para determinar su perfil.

(Caliche, Fuente: www.alfil.com)

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